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« No hay mal que por bien no venga »
¿Después de algo considerado “malo” vendrá lo “bueno”?, o, ¿primero lo “bueno” y después lo “malo”?. « No hay mal que por bien no venga », ¿que es primero?, ¿qué hubo antes de eso primero?.
Aquello que calificamos como “bueno» o “malo» simplemente va y viene, uno detrás del otro, dos del uno y uno más del otro, o tantos del uno que seguramente tendrá que venir alguno del otro, un orden difícil de descifrar; pero está claro que la vida es eso: sucesos, momentos, eventos que de acuerdo a quien los observe tendrán cada uno de los acontecimientos su respectivo calificativo; pero siempre en la receta de la vida ambos ingredientes.
Hace falta ubicar los hechos en una línea que permita un observar un antes y un después, esa línea no es otra que el tiempo, y será justamente él, el tiempo, el que permite ordenar, categorizar y re-categorizar los eventos de la vida, de ésta manera contamos las historias que nos identifican, las propias y las de otros; entonces narramos la vida en eventos que calificamos y enlazamos para que esa historia tenga un sentido, nuestro sentido, el de cada uno. « No hay mal que por bien no venga » concluimos mientras revisamos los hechos de la historia y hacemos el balance tras contar cada capítulo, y allí notamos y celebramos que cada evento resulta ser una pieza clave, un paso, un ingrediente sin el cual nuestra realidad y el presente no tendría un sustento.
Aceptar la vida y la incertidumbre de la misma, darse tiempo para calificar los hechos, estar dispuestos a categorizar una y otra vez, aceptar escuetamente sin acomodar para escribir y reescribir resulta toda una aventura que no está exenta de emociones y riesgos. Hay quienes nacen con espíritu inquieto y viajero, hay quienes prefieren observar y soñar la aventuras que otros viven, hay otros que las buscan y no las esperan, hay quienes definitivamente sienten que la aventura misma es la peor de las travesías.
Hablemos CLARAMENTE, « No hay mal que por bien no venga »; esta es una invitación a soltar, a revisar los hechos y la historia, a enlazar conscientemente, a re-evaluar qué es “bueno” y qué es “malo”, a darnos la oportunidad de contar la vida de los demás y la propia de distintas maneras, es una invitación a la creatividad que implica renuncia, apertura y buena disposición porque la línea de tiempo continua y mañana contaremos esté nuevo hecho como una de las piezas clave de la aventura en la que independientemente de nuestro carácter, ya estamos envueltos y más que eso, somos protagonistas.
« Al mal tiempo buena cara »
Para